Britney Spears obtuvo el control de su multimillonaria fortuna y de varios aspectos de su vida cuando en 2021 un juez puso fin a una tutela regida por su familia por casi 13 años, pero a pesar de haber recibido varias ofertas lucrativas, cree que su historia va “más allá” de una entrevista.
A través de un video publicado en su canal de YouTube -que más tarde retiró-, la cantante de 40 años afirmó que vender su historia a la famosa presentadora Oprah Winfrey o a cualquier otro medio, habría sido de “mal gusto”.
En el clip, se oye a la artista decir: “Realmente no creo que nada de eso sea relevante. Que te paguen por contar tu historia me parece una tontería. Tengo ofertas para hacer entrevistas con Oprah y mucha gente que me ofrece mucho, mucho dinero, pero es una locura. No quiero nada de eso. Para mí, va más allá de una entrevista formal”.
En 2008 Britney fue sometida a un acuerdo tras sufrir una serie de problemas personales y, aunque aún está “avergonzada” por la situación, se siente más “segura” estos días a la hora de compartir su historia. “Siempre me ha asustado el juicio y definitivamente la vergüenza de todo el asunto. El escepticismo y la gente cínica y sus opiniones de lo que los demás realmente pensarían. Ahora estoy en un lugar en el que tengo un poco más de confianza para compartir abiertamente lo que pienso y lo que he vivido”, declaró.
La cantante también aseveró que la tutela fue “premeditada”, pues una mujer introdujo la idea en su papá, aunque no reveló su identidad. Además, advirtió que no ha contado al mundo “ni la mitad” de su historia. “Había más de 200 paparazzis fuera de mi casa grabándome a través de la ventana de una ambulancia. Ahora sé que todo fue premeditado. Una mujer le presentó a mi padre la idea [de la tutela], y mi madre le ayudó a llevarla a cabo y a hacerla realidad. Todo estaba básicamente preparado. No había drogas en mi organismo, ni alcohol, ni nada. Era puro abuso. Y realmente no he dicho ni la mitad”.
Al hablar de los años en que trabajó bajo la supervisión de su papá, Britney comentó que se sentía como “un robot bajo el control directo de su padre” y que, incluso, la hizo sentir “como nada”, a pesar de ser considerada “una superestrella”. “Empecé a trabajar de inmediato. Tenía que hacer lo que me decían. Me decían que estaba gorda todos los días. Tenía que ir al gimnasio… No recuerdo haberme sentido tan desmoralizada. Me hicieron sentir que no era nada. Y les seguí la corriente porque tenía miedo. Tenía miedo y temor. Ni siquiera hice nada realmente, y tuve como un equipo SWAT [que apareció] – nada de eso tenía sentido para mí”.